4.3 SU DEBUT ARTÍSTICO EN BILBAO , MADRID y BARCELONA.

Exposición de Echevarria en la galería de la A.A.V Bilbao 1916

En enero de 1916,  iniciaba su particular anda­dura artística en solitario, inaugurando una muestra en la galería de la Asociación de Artistas Vascos de la capital bilbaína.  Su amigo el pintor A.Guezala  le dibujaba su primera caricatura,  de pie,  mirando de frente con larga gabardina y ancho sombrero.  En esta galería de arte,  decorada con un estilo similar a los salones franceses y  cubierta con alfombras de la Alpujarra, exhibía  poco más de una treintena de óleos. Dentro de su personalísimo trabajo pictórico, mostraba al público una variada obra de su estancia francesa junto a sólidos dibujos de algunos remeros y aldeanos ondarreses, uno de los cuales se convertía en portada en la revista “Novedades” de San Sebastián  (27-2-1916) , además de  las recientes expresivas gitanas del Albaicín granadino .

Su estreno en su ciudad natal obtuvo cierto reconocimiento por parte de la prensa vasca, llegando a vender varios lienzos durante el transcurso de la exposición . En el periódi­co “El Noticiero Bilbaí­no” Juan de la Encina le calificaba como “un artista origi­nalí­simo que pre­senta dibujos preciosos, como el “Marine­ro de Ondarroa”  y lienzos de asombrosa variedad, en los que domina la nota regional y las gitanas”, aunque incidía en que  le parecía  bastante más acertada su captación norteña de la tierra castellana que la intensa visión andaluza .

Coincidiendo con la apertura de su exposición,  el escritor madrileño R. Gómez de la Serna, adalid de la vanguardia artística y literaria, fue invitado por la Asociación  a fin de ofrecer una conferencia bajo el  epígrafe “Caminos nuevos”, circunstancia que le llevó a conocer  de cerca su obra.

Por lo demás, la imparable actividad emprendida por la A.A.V. para cubrir los gastos de la asociación trajo consigo  en los meses venideros la convocatoria de una nueva muestra colectiva en su propia  Galería, aunque  la compra se hacía a través de  una subasta , un sistema indudablemente moderno para la época , a la que Echevarria envió tres cuadros.

3.-Amigas-gitanas.Granada

Dos amigas gitanas ca.1915

En los siguientes meses, la buena acogida de su pintura en la villa bilbaína  le animó a exponer en el  Salón del Ateneo madrileño. A mediados de mayo, el artista vasco se enfrentaba ante el público  de la capital, en donde una buena parte de la crítica descubría su indudable talento de  “pintor moderno y dotado de una visión del color muy notable y excepcional”. Si bien , sus gitanas granadinas recientemente pintadas  fueron calificadas de un rotundo “feismo” repulsivo, pero magistralmente representado . Y a pesar de que las dos más impor­tantes revistas cultura­les del momento,”E­spa­ña” y “La Esfera” valoraron favorablemente su pintura, se podía decir que su debut pictórico no tuvo excesivo eco en el ámbito nacional.

Entre otros,  el escritor José  Mª Salaverria describía con admiración el talento del creador vasco. Sentado en aquel recogido saloncito del Ateneo, acudía día tras día descubriendo un rasgo nuevo, una expresión inédita o un nuevo matiz  en su obra. Ante todo, le cautivaron sus floreros y naturalezas muertas : “Me sé de memoria el prestigio de aquella coloración cultivada, inteligentísima, intelectual y sensible…Una coloración en la que los amarillos se disminuyen, y los rojos de tamizan, y los azules se hacen alados, para evitar, sobre todo lo agrio, lo vulgar, lo ininteligente. También se me de memoria  esos “interiores”, y esas “naturalezas muertas” que tienen con mi alma tan íntima correspondencia” .

Por su parte, el crítico Ricardo Gutierrez Abascal ( Juan de la Enci­na) escribió un amplio artículo en la Revista España, considerándole uno de los más delicados y profundos artistas españoles de su época. A lo largo de su trayectoria pictórica distinguía diferentes etapas  hasta llegar a sus últimas creaciones, ejecutadas en tonalidades mucho más claras y vibrantes , en donde la melancolía parecía convertirse en elegancia y distinción “el lirismo de estos temas humildes, cotidianos se alzan a la categoría de gran arte “. En concreto , parecía detenerse con más detalle en sus últimos retratos , dotados de una peculiar fuerza , manifestando de su cuadro “El  Sablis­ta” ejecutado en Granada  : “que trans­ciende al espíritu de Dos­toievski : “Un humi­llado y un ofendi­do”. La penetración psico­lógica de Echevarría se une a la piedad, y no podemos estar frente a esta pintura, que por otra parte es magnífica de técnica, sin sentir una dolorosa emo­ción”.

4.9-El-Sablista

El Sablista 1915

Desde su inicio, R. Gutierrez Abascal , uno de los críticos de arte más conocidos de la época,  se mantuvo muy cercano a  su quehacer pictórico.  De ahí que al año siguiente de esta primera exposición en solitario,  publicase su primer ensayo sobre su pintura en la revista vasca “Hermes”, considerada una de las revistas de mayor prestigio en el panorama cultural español . A propósito de su pintura, señalaba las dos constantes vitales que iban a permanecer en su obra a lo largo de los años.

Por un lado, su aguda hipersensibilidad presente durante el proceso creativo, sobrellevando una continuada insatisfacción a la hora de afrontar su labor pictórica cotidiana, no dando por terminados nunca algunos de sus cuadros y , por otra parte, su aspecto introspectivo, de búsqueda en la interioridad de los retratados. Según el crítico bilbaíno, en todos los géneros pictóricos había logrado dotar de un aspecto poético y musical a su obra, si bien, en las naturalezas muertas, quizá había obtenido un mayor refinamiento y distinción.

En cambio, el crítico de la revista “La Esfera”, José Francés, bajo el seudónimo de Silvio Lago, no estuvo nada afortunado en su comentario acerca de la obra de Echevarria ,  refiriéndose a los genios del postimpresionismo, Gauguin y Cezanne de  forma equí­voca y un tanto despreciativa. El crítico madrileño manifestaría como desde hacía tiempo vascos y cata­lanes habían rivalizado en busca de nuevos cauces a su sensibilidad , utilizando  nuevas técnicas dentro de las modernas escuelas postimpre­sionistas. Aunque, aun no alcanzaba a valorar la aportación estética de estos dos grandes maestros del arte moderno. El comentario le molestaría mucho al artista vasco , por lo que le replicó  a través de varias cartas publicadas, en defensa de estos dos grandes creadores del arte mundial.

Es verdad que el estreno del artista bilbaíno en la capital madrileña no consiguió un reconocimiento unánime  dentro de la crítica de arte, el propio escritor y crítico de arte, Angel Vegué Goldoni, dos años más tarde (1918), aludía al escaso eco que había obtenido su muestra.  Sin embargo, es cierto que tras su definitivo traslado de residencia a la capital madrileña , dio comienzo un trato continuado con los intelectuales y artistas de la época, que le introdujo en un interesante movimiento dentro  los modernos círculos intelectuales de la época.

A finales de este mismo año (1916), los artistas de la joven Asociación Vasca (A.A.V.) decidieron exponer de manera conjunta en el palacio del Retiro  madrileño. A pesar de los inconvenientes, pensaron que había llegado el momento de mostrar su moderna apuesta pictórica a nivel nacional. Dentro de su  actividad imparable, algunos de los creadores vascos ya habían exhibido su obra en Madrid de forma individual, pero la presencia colectiva supondría una mayor resonancia artística  en las publicaciones culturales nacionales. Con el pintor Gustavo de Maeztu a la cabeza de la organización se puso en marcha una importante muestra mediante el apoyo del Ayuntamiento bilbaíno,  asumiendo la cantidad de 500 pesetas para los distintos gastos. En esta ocasión, Echevarria colgaría una veintena de lienzos y cuatro dibujos, una mayoría de los cuales ya eran conocidos de su reciente exposición  en el Ateneo madrileño .

Exposicion de la A.A.V Madrid 1916

Desde su apertura al público , las últimas creaciones de los artistas vascos produjeron cierta controversia en el ámbito cultural madrileño debido a su aspecto de “modernidad” ,asumiendo  diferentes consideraciones por parte de  los críticos e intelectuales  del momento. Por una parte , el crítico de arte , Fran­cisco Alcán­ta­ra, escribía una pequeña  reseña sobre el devenir de la joven Asociación Vasca (A­.A.V) ampliamente desconocida por el público madrileño, reconociendo su  indudable labor reno­vadora dentro del panorama artístico espa­ñol.  Aunque el mayor impulsor del grupo vasco en la capital española fue una de las más ilustres  figuras de la vanguardia literaria,  Ramon Gómez de la Serna, quien aplaudía la apuesta innovadora de  los artistas vascos en el escenario español:

“La exposición de artistas vascos abierta va­liente­mente en noviembre, y en el Bosque del Retiro, tiene mucho de Salón de Otoño (parisino), además de un fondo admira­ble de Salón de Independientes. En el pueblo de los pintores vascos hay una gran fuerza de ideal. (¡Qué lásti­ma que Picasso no sea vasco¡ Es quizá el único gran artista ultramoderno que les falta”.

Al menos, la imagen de renovación ofrecida por los creadores vascos, al aportar nuevos aires a la pintura espa­ñola, empezaba a tenerse en cuenta entre la  intelectualidad  madrileña. Con ese deseo explícito de asemejarse al modelo francés en sus Salones de Otoño, alejándose del tipo oficial y académico de nuestras  Exposiciones Nacionales de Bellas Artes.  Y, con una mención específica a Picasso,  se ponía de relieve la postura innovadora y la calidad artística del con­junto vasco dentro del ámbito español, teniendo en cuenta que Picasso en esos días ya lideraba la van­guardia pictórica internacio­nal.

A propósito de dicha exposición colectiva de la Asociación,  tampoco desaprove­charía la ocasión el escritor José Mª Sala­verria para denunciar abiertamente como los dos centros pioneros del artecontemporaneo español, el vasco y el catalán, se habían sentido cier­ta­mente margi­nados o desaten­di­dos por parte de la política cultural  centra­lis­ta manifestando que “se resiente Madrid, y por tanto Espa­ña, de la exclusión de ciertas regio­nes; es preciso que los artistas de Barcelona y de Bilbao, que viven en íntimo comer­cio con Fran­cia y Alema­nia, aporten su concurso a la obra nacional. Tam­bién era altamente loable que los políticos de Barcelo­na y Bilbao interviniesen en los afanes de Madrid, y contrarres­ten la secular influencia de los andalu­ces, gallegos y levan­ti­nos”.