5.2 HOMENAJE A ECHEVARRIA EN EL CLUB LA BILBAINA. HOMENAJE A LA A.A.V. EN EL CASINO DE ARCHANDA.
La Exposición internacional había constituido un éxito sin precedentes en el ámbito cultural vasco, si consideramos las 22 obras de arte moderno compradas por la Diputación Vizcaína cuyo valor ascendía a más de 100.000 ptas, así como al menos otras 13 compradas por ciertos coleccionistas , que fueron donadas al Museo de Bellas Artes de Bilbao, haciendo una seria apuesta por línea renovadora acorde con la mejor pintura europea.
Aquel joven ingeniero, que había escapado del mundo empresarial a la bohemia parisina del arte, bajo las desconfiadas y risueñas miradas de la mayoría de sus paisanos, regresaba al cabo de una década transformado en un artista que, debido a su talento y a un notable empeño, despuntaba con obras de calidad. En aquellos días, se le reconocía como el creador español “revelación” de esta Primera Exposición Internacional de Pintura y Escultura. Artistas, críticos de arte y personajes del mundo intelectual le ofrecieron una cena-homenaje en el Club de la Sociedad Bilbaína. El día 22 de septiembre rodeado por todos sus compañeros de la A.A.V y por distintas personalidades de la cultura vasca y de toda España se celebró una cena-homenaje, en donde se leyeron una serie de telegramas de allegados ausentes cercanos a su trayectoria pictórica como R.Gutierrez Abascal o el poeta José Moreno Villa , quien dedicó una graciosa poesía a los allí presentes:
¡Chapelaundis acogedores!
– vanguardia juvenil de cultura –
Me sumo a vuestros fervores
en la hora de la pintura;
y sin paladear la “bebia”
tras el gustoso bacalao, brindo por Juan Echevarría
que es Avila, Paris y Bilbao.
Su amigo el pintor Antonio de Guezala, ilustró un menú con un divertido dibujo de Echevarria, a quien le salía un florero de su cabeza, y cuyo contenido gastronómico también se concebía muy “artístico” :
Entremeses a la Iturrino
Sopa del Paria de Avila
Merluza a la Bagaría
Tournados a la Taquillera
Fiambres variados (Naturaleza muerta)
Ensalada Delaunay
Helado Finki
En un breve discurso, Ramiro de Maeztu , quien presidía la mesa del banquete, entre sus rasgos primordiales quiso destacar su faceta intelectual, afirmando que en su caso pintor e intelectual se fundían en uno. Al final de su intervención, ponía de relieve la honestidad del artista a la hora de afrontar su verdadera vocación:
“Echevarria hubiera podido contentarse con ser un miembro más del gremio de los ricos ociosos. Ha preferido hacer algo por sí mismo, inquietarse, atormentarse, buscando el hilo por donde pudiera engarzarse con el centro del mundo. Y lo ha encontrado, y se aferró a él y asido a él se mantiene“.
En respuesta al discurso de Maeztu, Juan agradecía a todos los presentes el banquete , recordando después de dieciséis años de labor artística, su vocación de pintor:
” Yo he aceptado este homenaje, y lo he aceptado como recompensa de aquél único día meritorio de mi vida, día de honda crisis espiritual, en que tuve el valor de mi sinceridad, en él tuve, en medio de la natural consternación familiar, el valor de romper con mi falsa vida y encauzarme por lo que había de ser mi nueva y definitiva, la de pintor, la que mi temperamento y mi conciencia me trazaba; la que honradamente era mi deber que siguiera”. (….) Y al concluir el banquete agradecía de nuevo a todos los concurrentes su asistencia, destacando el sentido de la amistad cultivado en las provincias vascas, con un íntimo deseo de incentivar la cultura en la población vasca: “Yo os invito para terminar, a que brindéis conmigo, porque este Bilbao, que todos queremos, y que ha llegado a hacerse oír en la órbita del mundo financiero, llegue muy pronto a hacer oír igualmente su voz, en esa otra gran órbita más noble y más densa, que es la del pensamiento y del arte universales “.
En los primeros dias de octubre, volvía a celebrarse en el Casino de Archanda otro banquete homenaje a la Asociación de Artistas Vascos, brindando por su excelente labor llevada a cabo como principal impulsora y coordinadora de la significativa muestra internacional. Numerosos personajes representativos de la sociedad vasca acudieron a la cita en un ambiente festivo, con la adhesión de muchas personalidades del ámbito nacional. Entre los oradores principales, de nuevo Ramiro de Maeztu, vino a subrayar la generalizada desorientación en que se movía el arte a nivel internacional, pero sin dejar de alabar la labor cultural impulsada por la A.A.V. a lo largo de los últimos años. A continuación , el escritor P. Mourlane Michelena proponía a la Asociación vasca que liderarse la hegemonía artística sobre el resto de España, y el político socialista, Indalecio Prieto, hacía una valoración positiva acerca del desarrollo de las artes plásticas como complemento espiritual de la industrializada y expansiva ciudad bilbaína. En último lugar, el Presidente de la Diputación, Luís Echevarría, y el concejal del Ayuntamiento, Sr. Elgoíbar, prometían el máximo apoyo financiero a la A.A.V. en los años venideros. A los postres, en nombre de la A.A.V , el arquitecto Pedro Guimón se dirigía a la audiencia mencionando la trayectoria de la Asociación .
La respuesta de la sociedad bilbaína a la Exposición internacional superó todas las previsiones imaginadas, casi alrededor de un 10% de la población había concurrido al certamen (10.000 personas), teniendo en cuenta el comienzo de la temporada veraniega y que no pocos ya se habían escapado a los pueblos de la costa cantábrica. A pesar de todo, con la aportación económica de la Diputación Vizcaína no se lograría cubrir su excesivo coste, por lo que hubo que recurrir a diversas sociedades e instituciones, bancos y particulares, a través de los cuales se ayudó a cubrir los ingentes gastos de su organización y montaje.
Culturalmente, la sociedad vasca se sintió beneficiada en muchos aspectos debido al valor pedagógico y artístico de esta completísima muestra, representativa de una buena parte de la más cualificada pintura europea y española de la época . En definitiva, la exhibición reciente venía a afianzar en el ámbito artístico nacional la línea estética moderna y el espíritu de renovación impulsado por la A.V.V. junto a varios círculos artísticos de otras ciudades españolas, Barcelona y Madrid, frente a la dominante expresión de arte academicista que permanecía desplegándose en buena parte del resto de España.
Sin duda, la asistencia de reconocidos artistas españoles del momento animó a que se celebrase en la Sociedad Bilbaína un banquete en honor de H.Anglada Camarasa. En representación de la A.A.V acudía el propio Echevarria, siendo del todo significativas las palabras pronunciadas por el escritor J. Zuazagoitia: “La reciente exposición es prueba de que Bilbao tiene la cabeza abierta a las ideas como tiene el corazón abierto a los afectos, y es que para nosotros no es forastero ya nadie que haya contribuido con su esfuerzo al bienestar o el progreso común. Vamos perdiendo ya aquella parte espinosa aldeana que señalaba demarcaciones geográficas para sus gentes”.
En el campo editorial la repercusión de esta magna exposición estimularía la publicación de dos interesantes libros centrados en el tema del arte vasco, y aunque en ninguno de los dos se obtenía una clara respuesta a la tan manida cuestión suscitada de si existía o no una escuela vasca, sí se demostraba el auge experimentado por la pintura vasca dentro del ámbito artístico nacional. En el libro de “Pintura vasca”, se recogían las célebres firmas de José Ortega y Gasset, Eugenio D´Ors, Pío Baroja, Ramón de Valle-Inclán, Ramiro de Maeztu, Pedro Mourlane Michelena, Juan de la Encina, los cuales trataron algún aspecto relativo a la pintura vasca o al quehacer de algún determinado creador vasco, en concreto José Moreno Villa y José Mª Salaverría ahondaron en el perfil artístico de Echevarria.
Sin embargo, diversos motivos políticos y económicos frustaron la idea de que se llevara a cabo de manera bienal, por lo que la comisión encargada acabó disolviéndose en 1921. A pesar de todo, esta excepcional muestra artística se podía considerar como uno de los precedentes significativos del Salón de los Artistas Ibéricos (S.A.I.) en 1925.
De alguna manera, su proyección exitosa convertía a la capital bilbaína en un centro cultural de vanguardia. En consecuencia, se volvía a plantear la necesidad prioritaria de edificar un nuevo Museo de arte moderno en Bilbao, capaz de albergar todas las obras artísticas adquiridas hasta entonces. Al año siguiente, era propuesta la convocatoria de un concurso para los arquitectos , pero las discrepancias entre distintas personalidades de la cultura vasca acerca del lugar del emplazamiento del Museo dieron al traste con el proyecto. Dentro del jurado seleccionador, la dimisión de Echevarria como miembro designado por la A.A.V. al considerar inaceptable el solar previsto por la Junta, suscitó una enorme polémica que se vió reflejada en la prensa de la época y que conllevaría el aplazamiento de la construcción del Museo de Bellas artes de Bilbao hasta los años cuarenta.
Desgraciadamente, el final de su exitoso año artístico llegaba a su término con un agrio sabor familiar, pues su hermano pequeño, José Luis, de salud delicada fallecía de manera prematura a los 24 años. Muchos periódicos de la época dieron cuenta del notable funeral presidido por sus hermanos Juan y Luís Echevarria. Ligeramente abocetado, dejó inacabado el retrato de Jose Luis tumbado con sus manos cruzadas en su lecho de muerte.