A. RECUPERACIÓN DE LOS ARTISTAS CLÁSICOS UNIVERSALES

En  el campo pictórico, la Generación del 98 alentaron la recuperación de algunos de los gran­des pintores españoles del pasado, un tanto ya olvida­dos por el público español. Por tanto, impulsaron una vuelta al  estudio de nuestra mejor pintura tradicional, colaborando a desempolvar a algunos de los clásicos españoles de la talla del El Greco, Goya, Veláz­quez, Ribe­ra….. :

Lo que hace incon­tes­ta­ble la supe­rioridad de la pintura sobre la literatu­ra espa­ño­la, – escri­bía Unamuno – no es solo el que no necesi­tando aquella de ser traducida, ha podido universali­zarse más, en cuanto que la idea, es decir, la visión concreta de líneas y de luces y colores, ha sido entre nosotros más pura que la otra idea, la meramente mental. El español ve mucho mejor que piensa, y si piensa bien lo que ve, no suele ver bien lo que piensa. Y resulta indudable que el Greco….y Velázquez, y Ribera y Valdés Leal y Zurbarán y Murillo, y Goya son en su arte muy superiores a nuestros literatos en lo suyo“.

4. Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno

Parece indudable que el descubrimiento a mediados del siglo diecinueve de algunos de los grandes maestros españoles,  Goya, Velázquez y el Greco, por parte de aquellos pintores europeos, considerados precursores de la modernidad,  sinceros admiradores de su talento, tuvo  una decisiva repercusión en el devenir de la pintura mundial. Se dio la curiosa situación de que en el siglo XIX tales genios del arte español tuvieron mayor  influencia  fuera de nuestras fronte­ras que en nuestro propio país. Según el histo­riador de arte, J.Moreno Galván, la pintura francesa del siglo XIX había sido genui­na­men­te más espa­ñola, que la  ejecutada en España durante esa misma época . El propio Ma­net (1832-1883),  desde su juven­tud sintió verdadera fascinación hacia Goya y Velázquez, por lo que viajó a Madrid únicamente con el propósito de poder contemplar­los al natural en el Museo del Prado.

En todo caso, los escritores noventaiochistas se sintieron atraídos en mayor medida por el Greco (1541-1614).  En la obra de este pintor asentado en suelo toledano descubrieron una estética completamente innovadora. Sus originalísimas composiciones dejaban atrás todo lo que significara pura racionalidad, con una vuelta al misticismo,  abordando ciertos mundos fantásticos o espirituales, a veces, sorprendentes por su facultad de irrealidad. Quedaron  admirados por su “arrebato espiritual”, por sus descomunales figuras, no lejanas de la estética de los mosaicos bizantinos, en donde se podía adivinar  su afinidad con su maestro Tintoretto. Cierta pintura que se  tildaba de  extravagante, ya que se atrevía a deformar la realidad a fin de expresar mejor su mundo interior, proyectándose una visión completamente subjetiva e individualizada. De manera que  la concepción estética en el Greco era contrapuesta a la de Veláz­quez: ” Al apasiona­miento, a la mística morali­zante y refor­madora, decididamente crítica del 98, en Veláz­quez se impone la cartesiana objeti­vidad impasi­ble, casi dis­plicente con el objeto: aquella fría indi­ferencia que no perturba por nada su riguroso equili­brio conceptual “.

El propio Azorin en su ensayo “Tricentenario del Greco”, aludía a que su hallazgo del Greco estaba ligado a su atracción por las viejas ciudades españolas y, en especial, por la de Toledo, recordando como el escritor francés Imbert en su libro “L´Espagne” (1875), fue uno de los defensores de la calidad artística del Greco en el mismo Toledo.  Las inigualables  composiciones del Greco producían tal arrebato  en sus espectadores literatos  que el propio Pio Baroja,  tras contemplar el cuadro de “El entierro del Conde Orgaz” expresaba con íntima emoción: “Y sin embargo, todo es irreal en este cuadro, dentro de su realismo; la luces de los cirios tiene tantas almas como hombres: parecen llamas de otro mundo; las cabezas todas son admirables de color y de expresión; encima de ellas se ve la gloria, llena de nubarrones crudos, sostenida por un ángel“.

En opinión de  Echevarria, que conservaba en su estudio de pintura una fotografía de un cuadro del Greco y otra de Goya, al Greco no se le podía considerar un artista virtuoso, sino dotado de un gran concepto estético: “Si el Greco no hubiera poseído ese concepto de excelsitud, a juzgarlo por su habilidad de pincel no hubie­ra pasado de ser una medianía“.  En cualquier caso, su singular aportación estética  a través de una visión anti-clásica, creando atmósferas extrañas a través de una fuente expresiva del color , ha llevado a considerarle un pintor protoexpresionista.